Debatir México
Por Fannia Cadena
El pasado domingo, el debate entre los candidatos a ocupar el puesto de Presidente de México cobró importancia porque irreparablemente de entre estos cuatro debatientes saldrá el que habrá de dirigir el rumbo del país. Sin embargo, es lamentable que ninguno consideró o mencionó siquiera que es este sistema político-económico que rige a México actualmente, lo que ha llevado al traste a la gran mayoría de mexicanos.
Pueden cambiar los nombres de los funcionarios pero el sistema se ha mantenido como estructura inquebrantable, que nadie se atreve a derrumbar. Los problemas históricos de México han sido apuntalados y originados por el actual sistema neoliberal que rige, además de la economía nacional y las relaciones comerciales, la política, principal espacio donde se enraíza la corrupción y donde se obstruye el avance de la educación.
Sin querer desanimar a los incautos que irán a las urnas a votar, pero no son los ciudadanos los que determinarán este 1° de Julio quién será el próximo Presidente de México, sino los poderosos más acaudalados en el país, monopolios y narcos elegirán a quien más convenga a sus intereses. Aún con ello, adquiere relevancia esta discusión sobre los problemas y necesidades de los mexicanos.
Al debate se presentó el Andrés Manuel López Obrador histórico, no el de la “República amorosa”, de quien quizá sean buenas las intenciones para llevar a cabo en el país un “cambio verdadero”, pero será imposible que llegue a la presidencia a menos de que acuerde con “el grupo de los 50” que son los dueños del país, como él mismo lo ha señalado. Y parece que ya lo ha hecho, pues ya no representa “un peligro” para la clase empresarial y Obrador ya no los llama “explotadores”, ahora los reconoce como “empresarios”.
En caso de ganar las elecciones tendremos a un López Obrador domesticado, no el combatiente de hace seis años, el vertical, radical e incorruptible, sino un Obrador que perdona a quien le robó la presidencia, que pacta con sus supuestos enemigos.
Por su parte el Candidato del partido Nueva Alianza, Quadri, fue la sorpresa pues si bien su apariencia no deja de hacerlo ver como un fantoche, fundamentó mejor que los otros debatientes sus propuestas, cosa que no hicieron los otros: decir cómo. Decía Peña que terminará con la pobreza, se
dice fácil; la pregunta es cómo. Quadri insistió en presentarse como un ciudadano común, harto de los políticos como los que tenía enfrente.
Además puso el dedo sobre un problema que, aunque grave, es menospreciado por la clase política: la deforestación, el daño al medio ambiente. Por que al poder llegan para ver qué se roban no para solucionar los problemas del país, menos los ambientales, siempre hay otras prioridades. Mientras, que sigan tirando árboles para que incremente el cambio climático. Luego no saben por qué no llueve, por qué hace tanto calor.
Bien dijo Quadri que la agricultura ha sido un factor de deforestación, pero nada más. Ninguno de los aspirantes a ocupar el cargo de Presidente de México mencionó una solución clara para detener la tala ni tienen idea de cómo sacar al campo del hoyo.
Los perdedores
No hubo alguien que le dijera a la señora Josefina que aquel era un debate, no un discurso político para que atascara de crema sus tacos. Teniendo apenas dos minutos para responder a preguntas profundas y los ataques venenosos de Peña, mantuvo su retórica apagada y su escaso poder de convencimiento.
El que salió aporreado y derrotado, tal vez desde antes de comenzar el debate, fue Peña Nieto, quien en lugar de responder atinadamente se mostro trabado, desencajado. Sus gesticulaciones rígidas evidenciaron su impotencia y molestia, sobre todo ante los argumentos irrebatibles de López Obrador.
En lugar de argumentar dedicó sus escasos dos minutos de los que todos disponían para responder, en insistir en el poco tiempo que tenía para rebatir los ataques en su contra. Incluso gastó parte del tiempo que se les dio al final para rematar sus posiciones, en contestarle a Vásquez Mota. Pobre y desechable actuación la del candidato del PRI.
Tan solo al pararse ante el micrófono de un debate sobre los problemas nacionales, en Obrador y Quadri se notó más honestidad y confiabilidad, lo que no demostraron los otros dos; pero la invitación es a reflexionar para que la solución emerja de los ciudadanos como usted, lector.
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