Para la hora del café
TULA, REGIÓN
DEL MIEDO
Joel Sánchez Rodríguez
@joelsanradar
En un hecho sin precedente en Hidalgo, el 22 de enero de este año un coche-bomba estalló en la colonia El Carmen del municipio de Tula, dejando como saldo tres policías heridos y uno más que perdió la vida, el comandante de la Coordinación de Investigación (antes Policía Ministerial) Víctor Manuel Peña, quien aparecía a la cabeza de una lista de funcionarios y jefes policíacos que pegada al parabrisas del automovil que explotó, eran amenazados por grupos del crimen organizado.
Si bien en algunas regiones del país las ejecuciones son cosa de todos los días y en Hidalgo ya se han vuelto un hecho común, el procedimiento seguido en El Carmen, fue un mensaje muy fuerte que con justificada razón generó psicosis entre la población de Tula y la región, más cuando en los días siguientes los medios de comunicación dieron cuenta del hallazgo de artefactos explosivos en otros lugares, lo que hacía temer que en cualquier momento se repitieran los lamentables hechos.
A tres meses de lo ocurrido, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y la Procuraduría General de Justicia, presentaron en conferencia de prensa conjunta a los presuntos responsables de la explosión, a quienes responsabilizaron de levantamientos, homicidios y secuestros tanto en Tula como en otras regiones y señalaron que los 28 detenidos pertenecían a un grupo criminal al igual que 17 personas más que días antes fueron asegurados en Tulancingo por cargos muy similares.
El número de personas detenidas, 45 en solo unos cuantos días, hacía presumir una reacción inmediata por parte del grupo afectado y tal como se temía, este jueves 28 de abril las autoridades recibieron respuesta al ser atacadas a tiros las instalaciones del Ministerio Público y la Coordinación de Investigación en Tula en la colonia El Salitre, donde fallecieron tres personas, entre ellas un civil quedando ahi más de 200 casquillos percutidos de armas de grueso calibre, como testimonio del poderío de aquellos, iniciandose una persecución y operativo policiaco y militar que derivó en otro enfrentamiento y la detención de más individuos.
Los hechos son historia de todos los días en algunos estados, pero en Hidalgo jamás se había presentado algo así, por lo que el temor y el pánico se apoderan de la población de Tula de Allende y de gran parte de la entidad, donde se recuerdan otras balaceras y persecuciones, aunque nunca un ataque así a instalaciones policíacas, que hoy son clara evidencia no solo de una lucha que vaticina nuevas batallas y mayor número de decesos y atentados, sino de la vulnerabilidad de la sociedad que nada tiene que ver con esa guerra y que es la principal víctima y sufre las consecuencias de unas autoridades incompetentes, incapaces de garantizar la seguridad pública.
Para desgracia de todos, Tula y los municipios aledaños se han convertido en la región en la región del miedo; el temor de un ataque es cada vez más fundado y el hecho de que los atacantes hayan podido escapar el jueves y llegar hasta otra región donde finalmente algunos fueron detenidos, tampoco es motivo de satisfacción social sino de preocupación por la incompetencia oficial para evitar situaciones como las que siguen cobrando vidas de muchos hidalguenses.
Es preciso que de inmediato las autoridades de los tres niveles de gobierno apliquen operativos con eficacia, que impidan que la vida de los habitantes sigan en peligro y eviten que Tula pase a ser de la región del miedo a la zona de terror en la que se está convirtiendo.
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