Por Nielsen Hernández Mayorga.
La carrera política apara la renovación d las 84 alcaldías del estado de Hidalgo cada día se pone más interesante, y no me refiero a la efervescencia política que esto pueda generar, sino a la manera en la cual el tema de las alianzas se va debilitando poco a poco.
Como si no fuera suficiente con lo que pasó en el Estado de México, los líderes del PAN y del PRD en nuestro estado no termina de limar sus asperezas y parece que más que una alianza fortalecida, será una alianza dividida y fragmentada.
Los problemas evidentes entre los militantes del Acción Nacional y las constantes hipocresías de los del Partido de la Revolución Democrática serán suficientes para que la alianza, que hace poco más de un año pusiera a temblar al PRI, hoy esa fuerza, simplemente se diluyó.
Para algunos especialistas en temas políticos, aseguran que las alianzas en nuestro país, es la única manera para desestabilizar un caciquismo y una oligarquía como la que se plasma en Hidalgo.
Sin embargo, parece que el efecto ANTIALIANZA del Estado de México se hizo presente en Hidalgo, pues la colación que meses atrás presumían tanto Porras como Trejo, ahora ha quedado raquítica y con varias falencias.
Lo cierto es que, al pasar de los días, los espacios políticos se van cerrando, por lo pronto ya algunos funcionarios se destaparon y anunciaron que van por la grande, es decir, lo la presidencia municipal de sus respectivas jurisdicciones.
Lo que se anunciaba como un hecho, la candidatura de Xóchitl Gálvez a la alcaldía de Pachuca también se esfumó, y no es porque no haya querido, sino porque simplemente sabe que este no es su momento.
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