Elecciones en Perú: ¿Polarización?
Julieta Arias Vázquez
Este domingo se vota -obligatoriamente- en Perú. Son los comicios más reñidos de la historia en una campaña calificada por Vargas Llosa como un “torneo de payasadas”, con una variación constante en la intención de voto. Las últimas encuestas reflejan una polarización en los resultados. Una sombra estaría detrás de cada uno de los polos favoritos. Detrás del militar retirado Ollanta Humala estaría Hugo Chávez y detrás de Keiko Fujimori, la sombra del dictador de su padre.
Hagamos un repaso historial de los candidatos. Keiko Fujimori, de 35 años, alabó en campaña a su padre, condenado a 25 años de prisión por dirigir “escuadrones de la muerte” y malversar fondos. De hecho afirmó públicamente que retomará el legado duro de su padre: una ofensiva contra la corrupción y el crimen (sic), incluso planteándose introducir la pena de muerte. Algunos piensan que si ella ganara, gobernaría Alberto Fujimori desde prisión. O quizás desde fuera, ya que incluso Keiko se propone conseguir el indulto para su padre. Un correo electrónico entre ellos, cuando papá Fujimori estaba prófugo de la justicia, revela lo bien que se ha preparado la candidata en universidades privadas estadounidenses gracias al dinero que su papá sacaba del herario público. Pero también la corrupción salpica a su partido. Según un cable de Wikileaks, el número uno de la lista fujimorista al Congreso, Rofilio Neyra, "recibe dinero del narcotráfico para su campaña".
El militar retirado Ollanta Humala entró a la escena política en el año 2000 cuando lideró una revuelta contra Alberto Fujimori. En los comicios pasados perdió en segunda vuelta frente a Alan García, en parte, por haber sido vinculado con Hugo Chávez. Esta vez ha cambiado la camiseta roja por un traje y corbata, y ha moderado su discurso, afirmando que “no es de izquierdas”, sino nacionalista. Buscó el asesoramiento del ex presidente brasileño Lula da Silva pidiendo , por su parte, al mandatario venezolano que "no se meta" en el proceso electoral peruano. Cables de Wikileaks apuntaron también a Humala, afirmando que éste visitó cuatro veces al embajador de EE.UU. De hecho, Humala dijo en una entrevista que “continuará” las “estrechas” relaciones con este país. Pero también Ollanta Humala está acusado de crímenes de guerra. Durante el fujimorismo era conocido como "Capitán Carlos" y fue premiado por sus “altos méritos” contra las fuerzas subversivas. Fue acusado de tortura y desaparición de un grupo de personas en 1992.
Como asegura el analista peruano Augusto Álvarez Rodrich, el problema del país es el desprestigio de la clase política, ya que “nueve de cada diez peruanos no creen en los partidos políticos”, representando Perú los porcentajes más bajos de confianza hacia las instituciones democráticas de América Latina. El votante peruano no tiene un voto ideológico “cambiando fácilmente de derecha a izquierda”, ya que vota por “intuición y rechazo”. Razón no les falta a quienes no confían en la democracia. Todos los presidentes que ha tenido el país han llegado al poder con un discurso populista, y después han traicionado los principios programáticos. Alan García, dos veces presidente, dijo estar contra el enriquecimiento de las multinacionales e incluso amenazó con expropiar la banca. Fue también acusado de crímenes y organizar grupos paramilitares, corrupcción y conexión con el narcotráfico, sin que nunca fuera juzgado por ello.
Los otros dos candidatos, el ex presidente Alejandro Toledo continuador del fujimorismo; y el ex alcalde de Lima Luis Castañeda, también han sido acusados de delitos de corrupción. Por su parte, el quinto en discordia es Pedro Pablo Kuczynski, ex ministro de Economía, y apoyado por el APRA, “un millonario hecho a sí mismo”. De él se dice que al tener la nacionalidad estadounidense va a favorecer las empresas extranjeras en Perú.
Ollanta Humala ha declarado en una entrevista que la opinión pública lo estigmatizó tanto por ser “la única fuerza política decidida a transformar el país”, ya que todo el resto “es fujimorismo sin Fujimori”. Si bien Humala representa un posible cambio en el país, a diferencia de los otros candidatos, no deja de ser cierto que él también es una sombra del fujimorismo. Una persona acusada de delitos contra los derechos humanos no tiene ninguna legitimación para representar a un país. En Perú existe una polarización en las formas de los candidatos. Pero en el fondo, todos los candidatos están salpicados por el mismo problema que azota Perú, y también nuestro México: la corrupción.
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