El Evento Tunguska
Por Ana Laura López.
¿Saben? Algo que realmente me preocupa es que las personas que lean mi columna misteriosa se imaginaran que soy una persona paranoica, creyente de las artes obscuras, practicante de magia negra y fan de Harry Potter, lo cual es falso, bueno lo de Harry es verdad pero porque me recuerda a una persona a la que quiero mucho. El motivo del tema de mi columna es que soy una mortal seguidora de todo lo misterioso pero no por ello, sobrenatural. Los misterios siempre han fascinado a la humanidad y aunque muchos de ellos han sido desmentidos por la ciencia, no falta a los que no nos cabe en la cabeza que tengan una explicación, al parecer nos encanta todo aquello que tenga el título de “inexplicable”.
El tema que me inquietó esta semana es el evento Tunguska sucedido el 30 de junio de 1908, cerca al río Tunguska, en Siberia (durante el Imperio Ruso), siguiendo el relato de una persona que vio el acontecimiento “súbitamente en el cielo norte… el cielo se dividió en dos, y en una sección elevada del norte, el firmamento apareció cubierto de fuego en ese momento hubo un estallido y una poderosa explosión que fue sucedida por un ruido como de piedras que caían o rifles que se disparaban. La tierra tembló”. Al parecer una fuerte explosión sacudió a la tierra, tiró e incendió alrededor de ochenta millones de árboles y muchos animales murieron, la onda de choque cubrió 2,150 kilómetros cuadrados.
El fenómeno se pudo ver a cientos de kilómetros y la onda sísmica se extendió hasta Gran Bretaña, en el otro extremo de Europa. En 1920 se hicieron las primeras investigaciones llevadas a cabo por Leonid Kulik del departamento de meteoritos en museo de San Petersburgo pero se encontró con la sorpresa de que los habitantes de comunidades cercanas se negaban a hablar del evento. Una de las hipótesis era que un meteorito se había estrellado contra la tierra, pero se descartó debido a que no se encontró ni el meteorito ni el cráter.
En 2008, a un siglo de ocurrido, la NASA valoró la información y finalmente se llegó a la solución del caso, que en efecto, se había tratado de un meteorito, el cual liberó energía de 185 bombas atómicas como la arrojada en Hiroshima. Don Yeomans, investigador del Departamento de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, sostiene que el meteorito ingresó a la atmósfera a 56, 327 km por hora, tenía un peso aproximado de 100 millones de kilos y calentó el aire a 24, 704 °C. A 8, 400 m de altura, la combinación de calor y presión provocó que se fragmentara y consumiera durante la explosión, por lo que no hizo ningún cráter. Un evento de estas características puede pasar cada 300 años.
Y así llegamos al final de esta aclamada columna con un misterio más “resuelto”; las dudas e inverosimilitudes respecto a este caso circulan en mi retorcida mente. La próxima semana los espero con otro misterio que aqueje mi cabeza. Para dudas, comentarios, burlas, mentadas de madre y proposiciones indecorosas, les dejo mi correo ana3l@hotmail.com y mi twitter recién estrenado @anitapelusita.
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