PARA LA HORA DEL CAFÉ

HIDALGO, GRAVE

FENÓMENO CRIMINAL

La localización esta semana, de cuatro cadáveres femeninos en una fosa clandestina de Atotonilco el Grande, uno más en el municipio de Tizayuca y otro en Zempoala, que se acumulan a los muchos homicidios que se han cometido en agravio de mujeres en los últimos tres años, han provocado la reacción de diversos grupos sociales que exigen que en el Código Penal del Estado, se incluya a los “feminicidios” como un “tipo penal” y empiezan a organizar manifestaciones y marchas para exigir justicia bajo el lema de “Ni Una Más”.

Quienes impulsan esos movimientos, más por cuestiones de género que de justicia, pasan por alto que no se puede ni debe considerar un homicidio más o menos grave por ser de un hombre o tratarse de una mujer y que la ley no debe distinguir o torcerse por cuestiones “machistas” o “feministas”.

Tienen toda la razón en reclamar justicia, en exigir que “Ni Una Más”; es más, su exigencia debe recibir el apoyo de todos los sectores sociales, para que no solo se terminen los homicidios en agravio de las mujeres, sino para que tampoco haya más ejecuciones donde las víctimas sean hombres.

Porque ante la incompetencia de la Procuraduría General de Justicia del Estado, la mayoría de los crímenes que se han descubierto han quedado en la impunidad, pero no solo eso, sino que además las características de cada uno de esos homicidios, revela que en Hidalgo se registra un gravísimo fenómeno criminal, que si no se combate de manera efectiva, podría llegar a alcanzar dimensiones similares a las que se presentan en el Estado de México o en Ciudad Juárez, Chihuahua; Tamaulipas o Michoacán.

No es exagerado afirmar lo anterior, algunas informaciones señalan que los homicidios cometidos en agravio de mujeres, suman en Hidalgo alrededor de 70 en solo dos años, pero lo que confirma que los “casos aislados” se han convertido en un fenómeno criminal, es que los cuerpos de muchas de ellas han sido localizados con mucha mayor frecuencia en los municipios de la región Tulancingo, en Cuautepec, Acaxochitlán, Santiago Tulantepec y las inmediaciones de Singuilucan.

En varios casos, las mujeres han sido ultimadas con extrema crueldad y tortura, sus cuerpos han sido degollados, mutilados, sus rostros deformados e incluso han sido quemadas presuntamente vivas, semi-enterradas o semi-devoradas por perros y fauna nociva, sin pasar por alto situaciones como la que se recuerda alarmó a los pobladores de Acaxochitlán cuando apenas empezaba ésta cadena de crímenes: dos mujeres, madre e hija, habían sido localizadas muertas y desnudas, amarradas a unos árboles de la zona boscosa, donde también habían sido abusadas sexualmente.

No se habla de una “identidad de conductas” o de un “modus operandi” igual que pudiera hacer sospechar de un asesino serial, se trata de algo peor, que es la extrema crueldad y la constancia, que ante la ineficiencia de la Procuraduría para aclarar los crímenes, identificar y castigar a los responsables, ha derivado también en la insensibilización de la gente; ya nadie se sorprende de una muerta más, ni de lo que difundan que le hayan hecho a su cuerpo.

A ese grado llega la gravedad del asunto de los feminicidios en Hidalgo, que según algunos, suman 70, la gran mayoría en una sola región, pero en las estadísticas reales, podrían ser más.

Es urgente que las autoridades hagan algo para frenar esa larga lista de crímenes que sigue creciendo, esos homicidios deben aclararse y castigarse, no por cuestiones de género, sino por un obligado sentido de humanidad y justicia.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Comentarios: joelsan@prodigy.net.mx

Twitter: @joelsanradar

www.lineaxlinea.com.mx