miércoles, 23 de febrero de 2011

¿QUÉ LE DUELE AL MUNDO?

Educación socialista, un peligro para los poderosos
Fannia Cadena
“Cosa mala”, “cosa del demonio”. Así es como los regímenes capitalistas califican al socialismo, esa forma de organización socioeconómica y política que busca la distribución equitativa de la tierra y la colectivización de los medios de producción e intercambio, lo que llevaría a la desaparición de clases sociales. Como lo anterior suponía una “verdadera amenaza” para la élite de poder en México, esta ideología no sobrevivió más de 12 años en el país, pues la nación corría el grave peligro de caer en la igualdad social, libertad y democracia.     
Sería impensable que al lado de la potencia más grande del mundo, hubiera un país socialista, pero a comienzos de los treinta y por poco más de diez años, se promovió entre las masas la educación inspirada en el socialismo. En esos años la educación socialista combatió al fanatismo religioso y la ignorancia, pero con la caída del Cardenismo, este proyecto educativo que tomaba fuerza se diluyó, y pronto fue reemplazado por otro, que se ajustaba con la ideología alemana de expansión y el capitalismo que ya se vislumbraba. 
Este proyecto de educación pretendía “combatir los prejuicios religiosos que sólo han servido para matar la iniciativa individual” y sustituir la educación solamente laica, por la educación integral socialista en todos los establecimientos oficiales de educación primaria y superior. Frente a esto la Universidad Nacional siempre se mantuvo como un centro conservador y de oposición al programa educativo y social de la Revolución.
En el Partido Nacional Revolucionario (PNR) es donde se impulsó la educación socialista y presentó una iniciativa para reformar el artículo 3º de la Constitución: “…que desaparezcan los prejuicios y dogmas religiosos y se forme la verdadera solidaridad humana sobre las bases de una socialización progresiva de los medios de producción”. ¿Hoy de qué partido podríamos hablar?
La clase del poder aceptaba destruir el fanatismo religioso, pero el socialismo fue visto como “una amenaza”. No obstante, el PNR defendió el proyecto y fue apoyado por Lázaro Cárdenas, su principal defensor. Les costó asesinatos y mártires pero en 1934 lograron que se aprobara el dictamen: “…la escuela organizará sus enseñanzas de forma que cree en la juventud un concepto racional y exacto del Universo y la vida social”.
Los sectores opositores argumentaban que la escuela socialista iba a despertar en la niñez “sentimiento de rebelión” contra los abusos de la plutocracia, siempre respaldada en el poder político. Decían que la educación socialista iba a formar en los niños el “sentido de clase” y de organización de masas para hacer una revolución proletaria, lo que era una incongruencia porque la ideología del socialismo era la de acabar con las clases sociales.
A lo anterior Cárdenas respondía que la escuela socialista es un foco de sana actividad social que identifica la vida del pueblo con la escuela misma, desde donde se combatirían los vicios, se crearían hábitos de trabajo y se facilitarían los recursos técnicos. Era mentira que el socialismo fuera agente de disolución de hogares, más bien con esa educación se prepararía al niño para que sepa cumplir, cuando hombre, con sus deberes de solidaridad para sus compañeros. Esto hubiera hecho hombres más fuertes, consientes que harían una organización social más justa y una economía creciente.
Hubo incontables ataques contra la reforma del artículo tercero, elementos reaccionarios iniciaron en 1941 una intensa campaña contra la educación socialista hasta que se modificó la ley para la educación. Con Ávila Camacho en la presidencia  se acabó por eliminar la piedra en el zapato para el proyecto de globalización, libre comercio y capitalismo de las potencias emergentes.
Es de cuestionarse que luego de intensas batallas contra una educación anacrónica y retrógrada, se haya retrocedido y hoy queden de lado los principios de independencia, igualdad y justicia, ideologías todas que aparecen sesgadas en libros de texto, como letra muerta, como una película ajena a la realidad del país, como un cuento. Cómo que la misma riqueza para todos -dicen los patrones del mexicano-, cómo que una ideología tan acelerada va a gobernar a México…

2 comentarios:

  1. Sería bueno que la educación en México volviera hacia la tendencia populista. Así se enseña mejor y salen mejor preparados porque ahorita la enseñanza en primarias y secundarias dan pena ajena...

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  2. No creo que la educación socialista sea una solución para la crisis que atraviesa el país, esto requiere un replanteamiento más profundo, sin embargo, me da gusto saber que todavía se apuesta por el socialismo en esta sociedad globalizada de retórica.

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