Un megalómano, bastantes hipócritas, y muchos muertos
Por Julieta Arias Vázquez.
Al-Qaeda se ha convertido hoy en el obsesivo enemigo público número uno, lo que en época de la Guerra Fria era el comunismo. Es por ello que se establecen extrañas alianzas entre gobiernos, en principio diametralmente opuestos, para combatir a ese “enemigo común”. Se alimenta a ese hijo dictador para después, cuando conviene, acabar con él. Así ocurrió cuando para enfrentar al comunismo los estadounidenses armaron a los talibanes, para posteriormente, cuando el enemigo pasó a ser Al-Qaeda, ocupar Afganistán. Ahora se repite la historia en Oriente Próximo. Los que fueron aliados de Occidente en la llamada “guerra contra el terror” intentan aferrarse al poder difundiendo que hordas de Al-Qaeda son las que están detrás de las sublevaciones de Egipto y Libia. Pero parece que no cuela. Después de haber alimentado a Gadafi se baraja en EEUUROPA la posibilidad de intervenir militarmente para cargarse a la criatura.
Aunque todos los dictadores tienen bastantes rasgos en común, algunos dejan el cargo y se marchan con el dinero usurpado del pueblo prontito, como así ocurrió en Túnez y Egipto; sin embargo otros dictadores son más megalómanos. Así Muamar Gadafi utiliza toda una maquinaria sangrienta, al grito de “el pueblo me adora”, para acabar con la fuerza opositora, que no se detiene, y controla ya varias ciudades logísticamente importantes en Libia, manteniéndose Trípoli como último reducto del dictador, que está ya rodeada de ciudades liberadas. El dictador insta a libios “a aplastar casa por casa” a otros libios y abrirá su arsenal armamentístico -made in Occidente- a sus partidarios, en lo que ya es una guerra civil en toda regla. El diario italiano Corriere della Sera informó el sábado que Italia vendió a Libia – su ex colonia- en los últimos dos años material militar por valor de decenas de millones de euros. Ahora que se dieron cuenta de que Gadafi es un dictador, decide el secretario general de la ONU que lo adecuado sería embargar a Libia las armas.
La OTAN evalúa la posibilidad de un despliegue de buques y aviones en aguas próximas a las costas de Libia, que ya cuenta con el respaldo de países como Alemania, Italia, España y Reino Unido. Las imágenes procedentes de Libia son, en efecto, terribles. Sin embargo ya se sabe la hipocresía y doble rasero de estos países, que en ningún momento pidieron una intervención militar cuando los aviones israelíes masacraron a palestinos durante la operación “Plomo fundido”.
Hillary Clinton aseguró que "el futuro del Gobierno es una cuestión que debe decidir el pueblo libio”. Esa afirmación suena un poco extraña a tenor de un posible despliegue de la OTAN en el país. Los movimientos tunecino y egipcio lo lograron sin intervención militar externa, si bien es cierto que en Libia se está derramando muchísima más sangre, y cierto es además, que hay muchas cosas aquí que no cuadran. Bastantes hipócritas pretenden llevar a Gadafi ante la Corte Penal Internacional. Sí, pero debería ser por turnos. Primero les tocaría al Trío de las Azores, que además decidieron bombardear pueblos que ni siquiera eran los suyos. Mientras tanto ahí están los muertos, sangre derramada por artillería proveniente de Occidente. Pero es que oiga, el capitalismo -la industria armamentística- no entiende de bandos.
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