¿Con calor y sin sombrita de árbol?
Por Fannia Cadena.
En los últimos años, se han hecho insoportables el aumento de calor, sequía, periodos de lluvias irregulares e inundaciones, fenómenos que se deben al cambio climático que produce, en gran parte, la deforestación; uno de los principales embates contra la biosfera de la Tierra.
En México se pierden entre 350 y 650 mil hectáreas de zonas boscosas cada año. Las ganancias inmediatas y los beneficios a corto plazo que se obtienen de la sobreexplotación de madera, son menores en comparación a lo que aporta un árbol al planeta. Tan sólo para la edición dominical de un periódico de circulación nacional, se consumen cientos de hectáreas, todo para que después se ocupe para envolver papayas, como documenta “papá Jerry”.
Para entender mejor la cosa, las plantas y árboles generan humedad porque liberan agua a través de sus hojas. Eso hace posible que se formen nubes y haya lluvia. Pero si se reduce la extensión de flora, selvas y bosques; las posibilidades de lluvia también disminuyen. Así que si se quejan de la sequía y los incendios ya saben a qué se debe.
Futuros periodistas: en lugar de dejar que se extienda el incendio para hacer más sensacional su nota, siembren un arbolito, que sí beneficia a todos y no una noticia despampanante que sólo sirve para hacerlos destacar, pero negativamente.
Ya que se talaron o se incendiaron los bosques, se produce un cambio en el suelo que altera el clima: se evapora una cantidad menor de agua y por consecuencia hay menos lluvias. En los lugares donde ha habido tala desenfrenada, las lluvias se han ausentado. Lo que los ha convertido en zonas áridas, erosionando el suelo atacado por la sequía. Estos son los blancos más fáciles de los empresarios que quieren establecer centros comerciales o grandes negocios, “que tumben esos dos arbolitos que quedaban, al fin que ahí ya no se puede dar nada que no sean billetes”, dice la voz de los industriales, transnacionales y magnates.
Al desaparecer los árboles, se acaba también con la absorción de dióxido de carbono (CO2), que es generado por carros e industrias y en mayor proporción donde existen grandes asentamientos urbanos. En consecuencia, cada vez hay menos árboles que conviertan CO2 en oxigeno; lo que conduce al denominado efecto invernadero que tanto aqueja a la población, del que mucho se habla pero poco se hace.
No todos los factores que ocasionan la pérdida de los recursos forestales son culpa de uno, pero entre todos, contribuimos en mayor o menor medida a la tala ilegal, incendios, aumento poblacional, uso de los suelos de los bosques para la agricultura o ganadería (para fines de subsistencia o comerciales que provocan la degradación de la tierra), establecimientos urbanos, explotaciones mineras, petrolíferas, carreteras, presas, desarrollos turísticos, obtención de madera, papel, leña y carbón.
Otro factor es la contaminación atmosférica que generan las industrias, fábricas y vehículos. Estos producen contaminantes quemando carbón y materiales derivados del petróleo que escapan a la atmósfera combinándose con agua y oxígeno. Lo que después se convierte en ácido sulfúrico y ácido nítrico que se precipita como lluvia ácida que termina por también dañar la vegetación y zonas forestales.
Pero tal vez el mayor factor que provoca este problema es favorecer políticas económicas que otorgan a las industrias y fábricas libertad para explotar recursos forestales y contaminar el entorno. Gobernantes y empresarios muestran poco compromiso ambiental pero grandes ambiciones de lucro. Considerando que todos estos factores en conjunto perjudican la diversidad biológica, la tala de árboles debería ser limitada y justificada. Pero en cambio, es desmedida e irracional.
Hasta el momento, no existe ninguna política para detener la tala clandestina. La atención del gobierno se centra más en el combate al narcotráfico y al crimen organizado que en aplicar leyes para proteger los bosques y recursos naturales. Los fenómenos que están afectando al planeta y a su población, son el costo de esta apatía.
Los daños son irreversibles pero todavía es posible detener este proceso. Plantando más árboles de los que se cortan. Poblando de árboles los alrededores de las carreteras. Que la madera solo sea obtenida de las plantaciones para fines industriales, no de los bosques naturales. Dispersando árboles dentro de la zona urbana, no solo en áreas verdes.
Un árbol da sombra, oxígeno y favorece la llegada del agua, pero como sabemos que no nos van a hacer ni el mínimo de caso nuestros gobernantes y empresarios, lo que tenemos que hacer es no empeorar la situación, dejando de producir tanta pinche basura plástica, hacer uso racional del papel y no comprar muebles hechos de los árboles que más se están acabando.
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Apoyo tu tema!!! Be green !!!
ResponderEliminarAun hay detallitos que corregir, cómo el número y género, pero esta bien para mi!!! =)