¿QUÉ LE DUELE AL MUNDO?

La mediocridad disfrazada de progreso

Por Fannia Cadena

En el último informe de gobierno, Osorio Chong se reportó con su gente, quienes tienen ya bien sabido que el reporte estará compuesto de avances, triunfos y éxitos puros para Hidalgo, ¡que se entere la plebe que vive en un súper Estado!

Funcionarios en trajes que no se arrugan y los altos mandos que se sacrifican en el poder para que el Estado no corra el peligro de ser emboscado por la justicia y la democracia, cumplieron con su función decorativa dentro del espacio para realizar la ceremonia.

“Se acabó la etapa más corrupta”, decía un comentario publicado en la página web de gobierno. Observación por demás desacertada, considerando los grandes avances en materia de trasparencia. Nada importante, sólo algún atrevido, irreverente, que osó cuestionar a la administración del gober.

En la sala de prensa, se concentraron los periodist… perdón, los voceros del gobernador, de la alcaldesa, del señor diputado y de las dependencias de gobierno; de esos que la población se muestra ávida por leer sus declaraciones en los diarios. “Tratar bien para ser tratado bien”. Un café para los amigos de los medios, que en una de esas la nota –de por sí oficialista-, habla más mejor de uno. Dijera un reportero: Pa’ sacar el trabajo y aparte quedar bien con los patrones.

Relució la destreza del gober para transformar los indicadores negativos, en alcances positivos. Como cuando dijo que Hidalgo ocupa el 1er lugar junto con otros dos estados en la cobertura de educación básica, pero tuvo especial cuidado de no mencionar los niveles de cobertura en educación superior, (la mayor deserción se ubica en la Preparatoria o bachillerato y tiene que ver con los pocos planteles de prepa en el Estado).

Luego presume que el grado de escolaridad de los hidalguenses se incrementó a 8.1 años (secundaria) cuando antes era de 6 años, es decir, sólo la primaria. Se le olvido mencionar que los 8.1 años de escolaridad que tiene Hidalgo, se ubican por debajo de la media nacional, que es de 8.6 años. Ni hablar de países como Japón, donde el promedio es de alrededor de 20 años.

A ninguno de los asistentes le pareció mediocre este resultado, al contrario, las cifras alegres fueron aplaudidas por los demás colegas del partido en el poder. Se congratuló después de las obras de infraestructura que dejó inconclusas, como el distribuidor vial rumbo a la universidad, que hizo llamar “del Bicentenario”.

Inteligentemente, o mañosamente -llámele como usted quiera-, expresó su interés por transformar los indicadores de pobreza extrema que mide el INEGI, en más triunfos para Hidalgo. Y en ese sentido, dijo que su gobierno colocó 97 mil pisos de cemento, destacando que ahora es casi inexistente el porcentaje de las casas con piso de tierra. Lo pobres no se les quita, pero al menos, INEGI va a obtener estadísticas más positivas.

Osorio tuvo a bien invitar a entrañables amigos, todos ellos con ideologías, prácticas y tendencias afines. Con qué vehemencia saludó, entre cada logro mencionado, a personalidades como Peña Nieto, Ulises Ruíz, Miguel Ángel Núñez Soto y otros que aparecen a menudo en revistas como proceso y el chamuco; publicaciones que evidencian sus pifias, ineptitudes, podredumbres y los ridiculizan en caricaturas. Esas son las amistades de nuestro gobernador, bien dice el dicho: “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Una verdadera bomba la que estaba ahí reunida.

 Se dejaron ver destacadas figuras de la clase política y empresarial (de hecho son lo mismo) de todo el país. Personalidades como Jesús Martínez, presidente del Club Pachuca y la actriz Lilia Aragón hicieron acto de presencia. El lugar se engalanó con el folclor de la dirigente del PRI, Beatriz Paredes, con la presencia de la Gaviota, entre otras ilustres mujeres como Elba Esther Gordillo.

Pese a los excelentes resultados que presume, el Estado sigue ocupando los primeros lugares en la lista (de abajo para arriba) en todo: en educación, desarrollo económico, turismo, marginación… Pero como Hidalgo no hay dos, se convencieron todos los presentes y los no presentes, exceptuando a esa parte de la población que suele reflexionar, actividad casi extinta pero que persiste hasta hoy en día.

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