martes, 1 de marzo de 2011

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA

La conspiración en Libia

 Por Julieta Arias Vázquez.

El proceso revolucionario en Libia se vive desde estas latitudes de forma muy emocionante. Es como si estuviéramos leyéndonos una novela en la que cada día los periodistas nos suministran nuevos capítulos, pero eso sí, llenos de sombras informativas. A diferencia de lo que pasó en Egipto, aquí la marea periodística -vetada por el régimen autocrático-  se concentra en las ciudades tomadas por las fuerzas opositoras.  La muerte se vive así desde la lejanía no tanto con imágenes, sino con cálculos de cifras y testimonios. Según la ONU la represión brutal de Gadafi ha arrancado la vida a 2000 personas en los diez días que dura la contienda. Pero no sólo es emocionante por el arrojo de los manifestantes, que juegan su vida por un cambio de régimen, sino también por los -viejos- actores que entran en escena,  y por la proliferación de información fragmentaria y confusa por parte de los medios, que obliga al articulista a reflexionar bien qué escribir. Y es que, como si Gadafi fuese dictador desde hace dos días, EEUU y la Unión Europea le piden que abandone el poder y discuten sanciones.  Pero en esta ocasión no lo hacen de forma pasiva, como así ocurrió en Egipto, sino que esta vez  podría haber una intervención militar en el país de mano de la OTAN.  Ya se sabe que siempre que Occidente se mete en contiendas ajenas es que hay algo allí que les interesa. Y es que en Libia se toparon con el petróleo.

Por ello, entre muchos intelectuales disidentes se baraja la conspiración de que Estados Unidos pretende invadir Libia para que empresas norteamericanas obtengan el negocio de la extracción del crudo,  y con esto permitir a Estados Unidos salir de la recesión.

Se habla de que no existen documentos audiovisuales, por ejemplo, de los bombardeos, y que las informaciones son confusas;  si bien la cadena árabe Al Jazeera ha mostrado imágenes dramáticas de disparos del Ejército contra los libios. Si fuera la estadounidense CNN la que nos informara, podría dar lugar a la desconfianza, sólo hay que recordar la manipulación informativa durante la guerra de Irak. Sin embargo, ¿qué interés podría tener Al Jazeera que en su momento fue tachada por Occidente como portavoz de Bin Laden? También surge la pregunta de cómo consiguió esta fuerza opositora desafiar la brutal represión sin armas,  y si como así parece que las tienen, de dónde las sacaron.

Parece que la mayoría del mundo quiere que Muamar Gadafi se vaya, incluso Arabia Saudí. Sin embargo surgen también voces que inexplicablemente defienden al  dictador como Hugo Chávez y el presidente nicaragüense. A la vista está de que hay personas  que todavía consideran a Gadafi  antiimperialista -a pesar de pactar con los “imperialistas”-. En las sociedades actuales, en las cuales las ideologías de derecha e izquierda están tan difuminadas, la única forma de dictaminar un régimen es basarse en los hechos. Cuando un dictador  procede a masacrar a su propio pueblo para aferrarse al poder, con declaraciones propias de un tarado megalómano, que invita a sus defensores “a bailar y cantar” mientras los muertos yacen en el suelo, no tendría que entrar ni siquiera en discusión la ideología política de este tipo.  Decir esto por supuesto no significa negar el interés estadounidense sobre Libia -y su petróleo- , a diferencia de Túnez y Egipto, que no albergaban oro negro. Y es que sí, algo traman. Pero lo que no se puede cuestionar es que el pueblo libio se ha rebelado contra una dictadura y que esa es la voluntad del pueblo.

Un supuesto ideario antiimperialista -si es que alguna vez lo hubo- no debería cegar a los que de forma simplista apoyan regímenes autocráticos sólo por el hecho de que los gringos -en ese supuesto- estuvieran detrás. El efecto dominó también se siente en Irak, donde hay rebeliones contra el gobierno títere de EEUU.  Ojalá que el final de esta trágica y emocionante historia sea que el destino de un pueblo lo decida el propio pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario